DISEÑO Y FUTURO

lunes, 23 de junio de 2008


Afiche realizado por Taller Mano Alzada, compuesto por estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urabnismo de la Universidad de Chile, movilizados por la Educación Pública.

Humberto Maturana: “Los jóvenes buscan darle sentido a sus vidas”

jueves, 5 de junio de 2008


Reproducimos, por su vigencia y valor, esta entrevista hecha por Francisco Marín al gran filósofo y biólogo de la Universidad de Chile. Realizada en junio de 2006 fue publicada por La Nación y Proceso (México).

La rebelión de los pingüinos “tiene que ver con un dolor espiritual por la falta de sentido que la educación formal otorga al vivir de los jóvenes”. Eso piensa el biólogo y filósofo chileno Humberto Maturana, quien agrega: “El vivir sin sentido, sin el amparo de una comunidad, es una cosa muy dolorosa. Y eso es lo que le está pasando a los estudiantes chilenos. Es por eso que salen a protestar”.

Comenzó como un movimiento tímido. Pero la “revolución de los pingüinos”, como ha gozado llamándola la prensa latinoamericana, desempolvó la adolescencia. Esta vez los gritos llevaron a la LOCE al paredón. Una figura jurídica que da cuerpo a un sistema educativo que “es concebido como un negocio y donde las personas son tratadas como mercancías”, dice Humberto Maturana (75). Y eso es lo que rechazan los estudiantes “que necesitan sentirse parte de un proyecto común, y que quieren ser útiles a la comunidad a la que pertenecen”.

En entrevista con La Nación, el filósofo y biólogo, creador de textos como “El árbol del conocimiento”, -reconocido en el mundo entero- expone sus visiones acerca de los problemas que afectan a la educación chilena y que quedaron en evidencia con los recientes levantamientos estudiantiles, que han dado origen a la más importante protesta secundaria que se haya registrado en Chile en democracia. “Cuando alguien pide ser escuchado, como hacen los estudiantes, uno se pregunta: ¿Qué es lo que quieren decir y no pueden? Yo creo que este movimiento estudiantil refleja una sensación de no sentirse respetados, de no sentirse invitados a un futuro que les haga sentido en sus vidas”.

-¿Qué le parece que después de tanto tiempo en que una inmensa maquinaria simbólica ha construido estereotipos de la juventud, en los que se realza su carácter superficial e incluso antisocial, sean adolescentes quienes estén promoviendo cambios a la educación?

-Todos nosotros cuando éramos niños en algún momento hacíamos visiones respecto de nuestro futuro. Cuando chico yo iba a ser aviador, iba a ser legionario, aventurero, iba a explorar. Pero esas son todas visiones que en el fondo implican un tipo de presencia desde uno en un mundo que hace sentido. Sin embargo, en la actualidad lo que se hace es empujar a los jóvenes a un espacio mercantil, carente de sentidos. Esos sentidos antes lo proporcionaba la familia, pero también el colegio que tenía una cierta identidad. Pero eso no está en la cultura actual, salvo en los colegios públicos más tradicionales, como el Instituto Nacional, que es justamente donde han comenzado las movilizaciones.

Maturana cree que una de las grandes diferencias de la educación actual con la que él recibió cuando era estudiante, es que en ese tiempo, a pesar de las diferencias de pensamiento, todos querían lograr a través de la educación lo mismo: “Devolverle al país lo que de él habían recibido”. Siguiendo su análisis, existiría un cambio sustantivo entre esto y la situación actual en donde se promueve una visión individualista y competitiva de la educación. “Si uno le preguntase hoy a los jóvenes en el primer año de universidad qué es lo que quieren de sus estudios, yo no creo que mayoritariamente digan: ‘devolverle al país lo que me ha entregado’. ¡Porque el país no les ha entregado nada! ¡Todo lo han tenido que comprar!”.

“Entonces -concluye Maturana-, yo pienso que este movimiento estudiantil responde a la necesidad espiritual de ser parte de un proyecto común, de un proyecto nacional, que les haga sentido, en el que perciban que su actividad es significativa para la comunidad de la que forman parte. Ese proyecto estaba desapareciendo y lo que los estudiantes hacen es intentar reconstruirlo”.

-¿Y cómo cree que ha enfrentado el tema el Gobierno?

-Yo creo que la Presidenta Bachelet está un poco atrapada por su entorno que trata el problema de la educación como un tema económico, como un tema de inversión y producto. Siento que ella no ha podido abrir un espacio donde sea posible abordar lo fundamental, que es el sentido de la educación, el proyecto de país. Y lo que ahora tenemos que hacer es regresar a lo fundamental que es justamente el sentido de la educación y el proyecto de país. Tenemos que construir un proyecto donde todos se sientan partícipes de la creación de un país donde sea deseable, digno y creativo vivir.

El orden tras el golpe
Maturana no sólo busca en la actualidad una respuesta al momento social que vive Chile: “Yo pienso que una de las orientaciones principales de la dictadura militar fue reducir al mínimo el espacio reflexivo del país de modo de destruir los movimientos políticos que tenían como propuesta fundamental el desarrollo de la nación. Las ideologías políticas tienen sus dificultades, sus trampas. Pero esa era una época –la anterior a 1973- en que ser comunista, socialista, democratacristiano o liberal, constituían visiones inspiradoras. Y para acabar con los sueños colectivos, lo que se hizo fue romper las redes de conexiones y conversaciones. ¿Y dónde?: En la juventud, en la educación”.

A partir de este análisis, Maturana infiere que la privatización de la educación “no sólo tuvo un objetivo mercantil, sino que fundamentalmente pretendió romper las tramas de unidad que la educación generaba en el país”. Este sueño compartido se habría perdido con la dictadura y no se ha vuelto a recuperar -estima- “principalmente porque en el proceso de recuperación de la democracia “no hubo suficiente claridad con respecto a la necesidad de construcción de un proyecto nacional”.

Consultado respecto de la importancia que la derecha chilena y la mayor parte de los dueños de colegios otorgan a la “libertad de enseñanza”, Maturana dice que este concepto se utiliza con el objetivo de definir prácticas “que apuntan a disolver todo rastro de proyecto nacional”. Y fundamenta: “Se plantea que tenemos que respetar el espacio que cada colegio debe tener para construir su proyecto educativo. Pero al defender eso, lo que se sostiene en el fondo es que tiene que haber tanta diversidad en la educación como para que no haya espacio para una unidad política fundamental, para un proyecto de país. Porque si cada cual se educa de manera distinta: ¿En qué espacio simbólico se pueden encontrar los estudiantes y demás miembros de la sociedad? Ahí está el meollo de la cuestión: La idea es que no se puedan encontrar. Lo que se está haciendo en el fondo es enfatizar el espacio de lo mercantil y competitivo que te dice: Tu tienes que defender tus intereses. Es un discurso de contradicción entre lo individual y lo social que fomenta la fragmentación”.

Maturana sostiene que éste pensamiento pedagógico y económico es muy distinto al de quienes consiguieron instaurar en Chile la educación laica obligatoria -última parte del siglo XIX-. “Ésta, señala el biólogo, se creó para dar un trasfondo de unidad de pensamiento y reflexión en el lenguaje, en todos los estratos sociales, que tenía como fin dar forma y vida a un país”.

-Y esta disolución del proyecto nacional ¿Es decisiva en la existencia de emprendimientos como Pascua Lama y tantos otros que destruyen y contaminan el mar, ríos y montañas?

-Exactamente. Porque carecemos de una noción de país que esté permeada por un proyecto nacional, en donde la tierra sea concebida como el espacio donde todos estamos viviendo y construyendo un país donde sea digno vivir. Si no existe eso, si son todos casos locales que son analizados con visiones economicistas, tú tienes, en último término, la destrucción de todo, porque has roto la conectividad de pensar y sentir qué constituye al país como unidad.

Las manifestaciones estudiantiles estarían contribuyendo, según Maturana, a revertir una de las peores cosas heredadas del Gobierno militar: “La negación de la reflexión”. Y explica esta aseveración: “Durante la dictadura se reprimieron las conversaciones políticas. Pero esto derivó en que se suspendieran todas las conversaciones. No podíamos hacer conversaciones que tuviesen críticas al Estado. Pero entonces se conversaba de nada. Ni siquiera había conversaciones científicas. Porque cada vez que tú tienes dos o tres personas conversando de su trabajo, de las cosas que son para ellos importantes, pronto aparece la conversación política que tiene que ver con el sentido de lo que están haciendo en el espacio más grande de la comunidad o del país. Entonces sí se suprimen las conversaciones políticas, se suprimen todas las conversaciones. Creas esta ruptura, esta falta de unidad. Entonces cuando los estudiantes se manifiestan es como si sacaran el tapón que tiene las aguas estancadas. Y muchos adultos están contentos por eso porque esto nos abre a todos la posibilidad de conversar: Los estudiantes han permitido que corra el agua de la reflexión”, concluye.
Maturana sigue con sus elucubraciones: “En una comunidad no son los intereses personales los que prevalecen, sino la participación en la creación de un mundo común. En el libre mercado lo que prima son los intereses personales”. Y ahí estaría la gran ceguera de la clase gobernante y las élites chilenas: “Pensar que los jóvenes buscan una solución económica a su vivir. ¡No! Ellos buscan un sentido que darle a sus vidas”.

El pensador estima, en todo caso, que el movimiento estudiantil corre el riesgo de enceguecerse en la búsqueda de sus demandas. De creer que el tema del conflicto es ganarle al Gobierno. Pero: “Lo importante es abrir espacios reflexivos. No quien gana. No tenemos que ganarle al otro, tenemos que conversar, tenemos que abrir la reflexión”.

Maturana cree que la participación de los alumnos en el Consejo Asesor Presidencial es legítimo, necesario, “puesto que hay que abrir el espacio de la conversación”. Sin embargo, expresa el temor de que algunos estudiantes pretendan cruzar esa frontera y convertir las diferencias con el Gobierno en una lucha por saber quien gana. Si eso fuera lo que estuviera ocurriendo, estima que la situación no tendría salida. “Si tu miras, todos los conflictos en último término se resuelven en la mesa de conversaciones”. Agrega: “Lo terrible, por ejemplo, que pasa en Irak, es que esta invasión norteamericana no dejó un espacio para encontrarse con los otros en una mesa de conversación porque lo dominó todo”.

Los secundarios -piensa- tienen que ser muy claros en aceptar una reflexión filosófica sobre lo que se trata el intercambio con el Gobierno: “No estamos luchando con el Gobierno, estamos invitándolo a generar una apertura que transforme el sistema educacional el cual no tiene sentido para nosotros. No queremos ser elementos mercantiles, queremos un sentido nacional, queremos que lo que estudiamos nos haga sentido para la vida futura porque queremos contribuir al mundo en el cual vamos a estar viviendo que es en el fondo el país. Así es como pienso que deberían realizar sus propuestas”.

No más aspirinas

martes, 3 de junio de 2008



Los estudiantes y los profesores movilizados por la Educación Pública, pero será que no basta con cambiar la LOCE, está claro que no basta con la LGE, no basta con una nueva ley, parece que lo que necesitamos en nuestro país es una refundación, no podemos seguir con las mismas "reglas y amarres" de la dictadura. Por eso , creo, que toda la fuerza, que cada día crece y crece de los movimientos sociales en Chile, debieran decantar hacia la Asamblea Constituyente y a una real democracia participativa.

Artículo del www.elciudadano.cl

No más aspirinas queremos nueva Constitución

La continua medicación a la economía y los conflictos sociales no dejan a Chile sanar. Ahora inyectan 750 millones de dólares al fondo de precios de los combustibles y destinan otros 250 para que capitalice Enap y siga la necesaria importación, todo ello cuando el paro nacional camionero se deja sentir. Así salen del paso con su falso y especulativo dinero el que sacan de las ganancias del cobre chileno, el que ahora piensan continuar privatizando, consagrando el saqueo al pueblo de Chile.
Habitamos un transado territorio, donde han vendido el alma chilena a un imperio, donde nuestra declaración de la independencia es falsa y el engaño de O^Higgins ha ser develado por historiadores, donde grupos económicos transnacionales, con el amparo de sus peones partidos traicionan a su electorado, llevándonos a un estado social en que el descrédito del poder se hace evidente, cada vez más corrupto, mentiroso y sectario, dejando al pueblo a la suerte de su esfuerzo trabajador, y con un sistema educativo que sólo favorece a los más ricos.
La Constitución heredada de Augusto Pinochet, el Ladrillo y los chicagos boys, consagraron un modelo para aprovecharse de los recursos naturales del territorio, para silenciar a los medios de comunicación que en la búsqueda de la libertad de expresión, les gritaron en su cara mercaderes ladrones y asesinos.
Esa Constitución fue ratificada por Ricardo Lagos Escobar, otro que sucumbió para ir al Olimpo y observar desde ahí la desgracia de este país laboratorio, esa Constitución que se ha guardado como un libro que no se puede tocar, y que deja al pueblo de Chile en la indefensión de sus derechos ciudadanos, sin representación política en el parlamento, sin acceso gratuito a la Universidad, con una educación técnica que empieza tarde, que no ofrece continuidad en los estudios, y un país altamente centralizado con un Santiago de las desigualdades socio económicas, más grandes que haya podido observar en el país.
En Santiago, la extrema riqueza se ubica hacia los Andes y el pueblo en el llano, todos los días hay manifestaciones sociales de descontento de diverso tipo, muchas más de las que estamos acostumbrados en el sur de chile donde la vida es más calma y por lo menos la gente tiene un pedazo de tierra o una huerta para comer de sus bondades, aquí la cosa es distinta el pueblo sufre y se les nota en sus rostros de mujeres y hombres que se desloman por llegar con el pan a casa, que corren dentro de una ciudad consumista que los somete a una desleal competencia.
Si bien las regiones de Chile algo podemos hacer para una transformación constitucional siendo muchos más del 50 % de habitantes del país, es en Santiago y Valparaíso, donde deben librarse mayores esfuerzos por la unión de los distintos actores sociales en descontento con este sistema. Es allí en la urbe donde hay más divisiones y es por ello que el pueblo de Santiago debe acordarse de la existencia del pueblo de regiones de Chile, sumar una fuerza transformadora, entre el estudiantado de cada comuna de este país, al interior de las familias conversar acerca de qué significa tener una nueva constitución del cómo podría cambiarnos la vida si tuviésemos un marco constitucional que proteja nuestros derechos de ciudadanos de este territorio, frente a los intereses del capital y lo bloques protegidos por el binominalismo.
Para este miércoles 4 hay anunciado Paro Social Nacional, y a ello que hago una invitación para demostrar nuestro descontento, a que las movilizaciones no decaigan con la partida de Mayo, que nuestras acciones ciudadanas organizadas vayan en aumento, que los grupos de transformación social de los estudiantes, obreros,mapuche, mineros, pescadores, trabajadores del retail, dueñas de casa, y funcionarios públicos, nos unamos y salgamos a las calles, debemos estar ahí para demostrarles la minoría que dicen que somos.
Lo sé pues lo he visto con mis ojos, que somos más, con pensamientos diversos e historias de vidas particulares, algunos que propugnan con sentido la lucha de clases, otros que tuvimos más oportunidades pero que nos dimos cuenta tempranamente de lo injusto del modelo, y que gritamos con fuerza: ¡Basta de Concertación y Alianza, es hora de una nueva y gran mayoría!
Estos son nuevos pasos, andares de un proceso en el que debemos tener un objetivo común y claro, pues no queremos solamente nuevos representantes, lo que buscamos es Asambleas Constituyentes Comunales y una Nacional para destronar el texto constitucional vigente, el que permite y facilita el lucro, el capitalismo, la contaminación a la tierra y el robo al pueblo de Chile. Por otra vida por el futuro por y para el pueblo.


Bruno Sommer C.