DISEÑO Y FUTURO

lunes, 23 de junio de 2008


Afiche realizado por Taller Mano Alzada, compuesto por estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urabnismo de la Universidad de Chile, movilizados por la Educación Pública.

Humberto Maturana: “Los jóvenes buscan darle sentido a sus vidas”

jueves, 5 de junio de 2008


Reproducimos, por su vigencia y valor, esta entrevista hecha por Francisco Marín al gran filósofo y biólogo de la Universidad de Chile. Realizada en junio de 2006 fue publicada por La Nación y Proceso (México).

La rebelión de los pingüinos “tiene que ver con un dolor espiritual por la falta de sentido que la educación formal otorga al vivir de los jóvenes”. Eso piensa el biólogo y filósofo chileno Humberto Maturana, quien agrega: “El vivir sin sentido, sin el amparo de una comunidad, es una cosa muy dolorosa. Y eso es lo que le está pasando a los estudiantes chilenos. Es por eso que salen a protestar”.

Comenzó como un movimiento tímido. Pero la “revolución de los pingüinos”, como ha gozado llamándola la prensa latinoamericana, desempolvó la adolescencia. Esta vez los gritos llevaron a la LOCE al paredón. Una figura jurídica que da cuerpo a un sistema educativo que “es concebido como un negocio y donde las personas son tratadas como mercancías”, dice Humberto Maturana (75). Y eso es lo que rechazan los estudiantes “que necesitan sentirse parte de un proyecto común, y que quieren ser útiles a la comunidad a la que pertenecen”.

En entrevista con La Nación, el filósofo y biólogo, creador de textos como “El árbol del conocimiento”, -reconocido en el mundo entero- expone sus visiones acerca de los problemas que afectan a la educación chilena y que quedaron en evidencia con los recientes levantamientos estudiantiles, que han dado origen a la más importante protesta secundaria que se haya registrado en Chile en democracia. “Cuando alguien pide ser escuchado, como hacen los estudiantes, uno se pregunta: ¿Qué es lo que quieren decir y no pueden? Yo creo que este movimiento estudiantil refleja una sensación de no sentirse respetados, de no sentirse invitados a un futuro que les haga sentido en sus vidas”.

-¿Qué le parece que después de tanto tiempo en que una inmensa maquinaria simbólica ha construido estereotipos de la juventud, en los que se realza su carácter superficial e incluso antisocial, sean adolescentes quienes estén promoviendo cambios a la educación?

-Todos nosotros cuando éramos niños en algún momento hacíamos visiones respecto de nuestro futuro. Cuando chico yo iba a ser aviador, iba a ser legionario, aventurero, iba a explorar. Pero esas son todas visiones que en el fondo implican un tipo de presencia desde uno en un mundo que hace sentido. Sin embargo, en la actualidad lo que se hace es empujar a los jóvenes a un espacio mercantil, carente de sentidos. Esos sentidos antes lo proporcionaba la familia, pero también el colegio que tenía una cierta identidad. Pero eso no está en la cultura actual, salvo en los colegios públicos más tradicionales, como el Instituto Nacional, que es justamente donde han comenzado las movilizaciones.

Maturana cree que una de las grandes diferencias de la educación actual con la que él recibió cuando era estudiante, es que en ese tiempo, a pesar de las diferencias de pensamiento, todos querían lograr a través de la educación lo mismo: “Devolverle al país lo que de él habían recibido”. Siguiendo su análisis, existiría un cambio sustantivo entre esto y la situación actual en donde se promueve una visión individualista y competitiva de la educación. “Si uno le preguntase hoy a los jóvenes en el primer año de universidad qué es lo que quieren de sus estudios, yo no creo que mayoritariamente digan: ‘devolverle al país lo que me ha entregado’. ¡Porque el país no les ha entregado nada! ¡Todo lo han tenido que comprar!”.

“Entonces -concluye Maturana-, yo pienso que este movimiento estudiantil responde a la necesidad espiritual de ser parte de un proyecto común, de un proyecto nacional, que les haga sentido, en el que perciban que su actividad es significativa para la comunidad de la que forman parte. Ese proyecto estaba desapareciendo y lo que los estudiantes hacen es intentar reconstruirlo”.

-¿Y cómo cree que ha enfrentado el tema el Gobierno?

-Yo creo que la Presidenta Bachelet está un poco atrapada por su entorno que trata el problema de la educación como un tema económico, como un tema de inversión y producto. Siento que ella no ha podido abrir un espacio donde sea posible abordar lo fundamental, que es el sentido de la educación, el proyecto de país. Y lo que ahora tenemos que hacer es regresar a lo fundamental que es justamente el sentido de la educación y el proyecto de país. Tenemos que construir un proyecto donde todos se sientan partícipes de la creación de un país donde sea deseable, digno y creativo vivir.

El orden tras el golpe
Maturana no sólo busca en la actualidad una respuesta al momento social que vive Chile: “Yo pienso que una de las orientaciones principales de la dictadura militar fue reducir al mínimo el espacio reflexivo del país de modo de destruir los movimientos políticos que tenían como propuesta fundamental el desarrollo de la nación. Las ideologías políticas tienen sus dificultades, sus trampas. Pero esa era una época –la anterior a 1973- en que ser comunista, socialista, democratacristiano o liberal, constituían visiones inspiradoras. Y para acabar con los sueños colectivos, lo que se hizo fue romper las redes de conexiones y conversaciones. ¿Y dónde?: En la juventud, en la educación”.

A partir de este análisis, Maturana infiere que la privatización de la educación “no sólo tuvo un objetivo mercantil, sino que fundamentalmente pretendió romper las tramas de unidad que la educación generaba en el país”. Este sueño compartido se habría perdido con la dictadura y no se ha vuelto a recuperar -estima- “principalmente porque en el proceso de recuperación de la democracia “no hubo suficiente claridad con respecto a la necesidad de construcción de un proyecto nacional”.

Consultado respecto de la importancia que la derecha chilena y la mayor parte de los dueños de colegios otorgan a la “libertad de enseñanza”, Maturana dice que este concepto se utiliza con el objetivo de definir prácticas “que apuntan a disolver todo rastro de proyecto nacional”. Y fundamenta: “Se plantea que tenemos que respetar el espacio que cada colegio debe tener para construir su proyecto educativo. Pero al defender eso, lo que se sostiene en el fondo es que tiene que haber tanta diversidad en la educación como para que no haya espacio para una unidad política fundamental, para un proyecto de país. Porque si cada cual se educa de manera distinta: ¿En qué espacio simbólico se pueden encontrar los estudiantes y demás miembros de la sociedad? Ahí está el meollo de la cuestión: La idea es que no se puedan encontrar. Lo que se está haciendo en el fondo es enfatizar el espacio de lo mercantil y competitivo que te dice: Tu tienes que defender tus intereses. Es un discurso de contradicción entre lo individual y lo social que fomenta la fragmentación”.

Maturana sostiene que éste pensamiento pedagógico y económico es muy distinto al de quienes consiguieron instaurar en Chile la educación laica obligatoria -última parte del siglo XIX-. “Ésta, señala el biólogo, se creó para dar un trasfondo de unidad de pensamiento y reflexión en el lenguaje, en todos los estratos sociales, que tenía como fin dar forma y vida a un país”.

-Y esta disolución del proyecto nacional ¿Es decisiva en la existencia de emprendimientos como Pascua Lama y tantos otros que destruyen y contaminan el mar, ríos y montañas?

-Exactamente. Porque carecemos de una noción de país que esté permeada por un proyecto nacional, en donde la tierra sea concebida como el espacio donde todos estamos viviendo y construyendo un país donde sea digno vivir. Si no existe eso, si son todos casos locales que son analizados con visiones economicistas, tú tienes, en último término, la destrucción de todo, porque has roto la conectividad de pensar y sentir qué constituye al país como unidad.

Las manifestaciones estudiantiles estarían contribuyendo, según Maturana, a revertir una de las peores cosas heredadas del Gobierno militar: “La negación de la reflexión”. Y explica esta aseveración: “Durante la dictadura se reprimieron las conversaciones políticas. Pero esto derivó en que se suspendieran todas las conversaciones. No podíamos hacer conversaciones que tuviesen críticas al Estado. Pero entonces se conversaba de nada. Ni siquiera había conversaciones científicas. Porque cada vez que tú tienes dos o tres personas conversando de su trabajo, de las cosas que son para ellos importantes, pronto aparece la conversación política que tiene que ver con el sentido de lo que están haciendo en el espacio más grande de la comunidad o del país. Entonces sí se suprimen las conversaciones políticas, se suprimen todas las conversaciones. Creas esta ruptura, esta falta de unidad. Entonces cuando los estudiantes se manifiestan es como si sacaran el tapón que tiene las aguas estancadas. Y muchos adultos están contentos por eso porque esto nos abre a todos la posibilidad de conversar: Los estudiantes han permitido que corra el agua de la reflexión”, concluye.
Maturana sigue con sus elucubraciones: “En una comunidad no son los intereses personales los que prevalecen, sino la participación en la creación de un mundo común. En el libre mercado lo que prima son los intereses personales”. Y ahí estaría la gran ceguera de la clase gobernante y las élites chilenas: “Pensar que los jóvenes buscan una solución económica a su vivir. ¡No! Ellos buscan un sentido que darle a sus vidas”.

El pensador estima, en todo caso, que el movimiento estudiantil corre el riesgo de enceguecerse en la búsqueda de sus demandas. De creer que el tema del conflicto es ganarle al Gobierno. Pero: “Lo importante es abrir espacios reflexivos. No quien gana. No tenemos que ganarle al otro, tenemos que conversar, tenemos que abrir la reflexión”.

Maturana cree que la participación de los alumnos en el Consejo Asesor Presidencial es legítimo, necesario, “puesto que hay que abrir el espacio de la conversación”. Sin embargo, expresa el temor de que algunos estudiantes pretendan cruzar esa frontera y convertir las diferencias con el Gobierno en una lucha por saber quien gana. Si eso fuera lo que estuviera ocurriendo, estima que la situación no tendría salida. “Si tu miras, todos los conflictos en último término se resuelven en la mesa de conversaciones”. Agrega: “Lo terrible, por ejemplo, que pasa en Irak, es que esta invasión norteamericana no dejó un espacio para encontrarse con los otros en una mesa de conversación porque lo dominó todo”.

Los secundarios -piensa- tienen que ser muy claros en aceptar una reflexión filosófica sobre lo que se trata el intercambio con el Gobierno: “No estamos luchando con el Gobierno, estamos invitándolo a generar una apertura que transforme el sistema educacional el cual no tiene sentido para nosotros. No queremos ser elementos mercantiles, queremos un sentido nacional, queremos que lo que estudiamos nos haga sentido para la vida futura porque queremos contribuir al mundo en el cual vamos a estar viviendo que es en el fondo el país. Así es como pienso que deberían realizar sus propuestas”.

No más aspirinas

martes, 3 de junio de 2008



Los estudiantes y los profesores movilizados por la Educación Pública, pero será que no basta con cambiar la LOCE, está claro que no basta con la LGE, no basta con una nueva ley, parece que lo que necesitamos en nuestro país es una refundación, no podemos seguir con las mismas "reglas y amarres" de la dictadura. Por eso , creo, que toda la fuerza, que cada día crece y crece de los movimientos sociales en Chile, debieran decantar hacia la Asamblea Constituyente y a una real democracia participativa.

Artículo del www.elciudadano.cl

No más aspirinas queremos nueva Constitución

La continua medicación a la economía y los conflictos sociales no dejan a Chile sanar. Ahora inyectan 750 millones de dólares al fondo de precios de los combustibles y destinan otros 250 para que capitalice Enap y siga la necesaria importación, todo ello cuando el paro nacional camionero se deja sentir. Así salen del paso con su falso y especulativo dinero el que sacan de las ganancias del cobre chileno, el que ahora piensan continuar privatizando, consagrando el saqueo al pueblo de Chile.
Habitamos un transado territorio, donde han vendido el alma chilena a un imperio, donde nuestra declaración de la independencia es falsa y el engaño de O^Higgins ha ser develado por historiadores, donde grupos económicos transnacionales, con el amparo de sus peones partidos traicionan a su electorado, llevándonos a un estado social en que el descrédito del poder se hace evidente, cada vez más corrupto, mentiroso y sectario, dejando al pueblo a la suerte de su esfuerzo trabajador, y con un sistema educativo que sólo favorece a los más ricos.
La Constitución heredada de Augusto Pinochet, el Ladrillo y los chicagos boys, consagraron un modelo para aprovecharse de los recursos naturales del territorio, para silenciar a los medios de comunicación que en la búsqueda de la libertad de expresión, les gritaron en su cara mercaderes ladrones y asesinos.
Esa Constitución fue ratificada por Ricardo Lagos Escobar, otro que sucumbió para ir al Olimpo y observar desde ahí la desgracia de este país laboratorio, esa Constitución que se ha guardado como un libro que no se puede tocar, y que deja al pueblo de Chile en la indefensión de sus derechos ciudadanos, sin representación política en el parlamento, sin acceso gratuito a la Universidad, con una educación técnica que empieza tarde, que no ofrece continuidad en los estudios, y un país altamente centralizado con un Santiago de las desigualdades socio económicas, más grandes que haya podido observar en el país.
En Santiago, la extrema riqueza se ubica hacia los Andes y el pueblo en el llano, todos los días hay manifestaciones sociales de descontento de diverso tipo, muchas más de las que estamos acostumbrados en el sur de chile donde la vida es más calma y por lo menos la gente tiene un pedazo de tierra o una huerta para comer de sus bondades, aquí la cosa es distinta el pueblo sufre y se les nota en sus rostros de mujeres y hombres que se desloman por llegar con el pan a casa, que corren dentro de una ciudad consumista que los somete a una desleal competencia.
Si bien las regiones de Chile algo podemos hacer para una transformación constitucional siendo muchos más del 50 % de habitantes del país, es en Santiago y Valparaíso, donde deben librarse mayores esfuerzos por la unión de los distintos actores sociales en descontento con este sistema. Es allí en la urbe donde hay más divisiones y es por ello que el pueblo de Santiago debe acordarse de la existencia del pueblo de regiones de Chile, sumar una fuerza transformadora, entre el estudiantado de cada comuna de este país, al interior de las familias conversar acerca de qué significa tener una nueva constitución del cómo podría cambiarnos la vida si tuviésemos un marco constitucional que proteja nuestros derechos de ciudadanos de este territorio, frente a los intereses del capital y lo bloques protegidos por el binominalismo.
Para este miércoles 4 hay anunciado Paro Social Nacional, y a ello que hago una invitación para demostrar nuestro descontento, a que las movilizaciones no decaigan con la partida de Mayo, que nuestras acciones ciudadanas organizadas vayan en aumento, que los grupos de transformación social de los estudiantes, obreros,mapuche, mineros, pescadores, trabajadores del retail, dueñas de casa, y funcionarios públicos, nos unamos y salgamos a las calles, debemos estar ahí para demostrarles la minoría que dicen que somos.
Lo sé pues lo he visto con mis ojos, que somos más, con pensamientos diversos e historias de vidas particulares, algunos que propugnan con sentido la lucha de clases, otros que tuvimos más oportunidades pero que nos dimos cuenta tempranamente de lo injusto del modelo, y que gritamos con fuerza: ¡Basta de Concertación y Alianza, es hora de una nueva y gran mayoría!
Estos son nuevos pasos, andares de un proceso en el que debemos tener un objetivo común y claro, pues no queremos solamente nuevos representantes, lo que buscamos es Asambleas Constituyentes Comunales y una Nacional para destronar el texto constitucional vigente, el que permite y facilita el lucro, el capitalismo, la contaminación a la tierra y el robo al pueblo de Chile. Por otra vida por el futuro por y para el pueblo.


Bruno Sommer C.

CLASUTRO FAU, MEMORIA DE LA REFORMA UNIVERISITARIA DE FINALES DE LOS 60s

miércoles, 14 de mayo de 2008



La semana pasada la FAU estuvo en Claustro Triestamental. Participaron activamente estudiantes, académicos y funcionarios, no todos como debiera ser, pero muchos y con un grado de compromiso con el desarrollo de la FAU admirable. Es de esperar que este ambiente participativo y democrático se mantenga e incremento al interior de nuestra querida casa grande.

Los Claustros son ejercicios democráticos que se dan usualmente en las universidades públicas y pluralistas como la nuestra. Pero estas circunstancias no se daban en Chile, y en nuestra facultadmenos, desde la década de los 60's, cuando el movimiento estudiantil y la sociedad toda impulso los procesos de reforma universitaria en Chile.

Adjunto algunos extractos de los documentos emanados del plenario del Claustro que terminó el viernes pasado en la FAU, y además algunos ayuda memoria sobre la historia de la Reforma Univeristaria en Chile. (les doy algunos link sobre el tema también)

La foto de arriba es el ícono del período de reformas universitarias de los 60's, y muestra el cartel colgado por la FEUC en la casa central de la PUC con la célebre frase, vigente hoy por lo demás: "El Mercurio Miente"

ALGUNOS DE LOS ACUERDOS DEL CLAUSTRO FAU 2008
"Estudiar un cambio del nombre de la Facultad por uno que dé cuenta de su carácter multidisciplinar; la creación del Departamento de Diseño como ente independiente del Departamento de Diseño de la Escuela de Arquitectura; lograr una interacción clara y definitiva entre los departamentos e institutos de la Facultad; Establecer una política que fomente progresivamente y coordine la relación entre investigación, creación y docencia; son algunas de las iniciativas más llamativas entre las propuestas que conforman el documento generado como resultado del Claustro" (boletín Clautro No 7)

PRESENTACIÓN DE LA MESA DE GESTIÓN ANTE LA ASAMBLEA DEL CLAUSTRO (Santiago 9 de mayo de 2008)

"Estamos aquí porque tenemos una profunda confianza en nuestra capacidad como comunidad para resolver nuestros propios problemas y generar un cambio.

Sin embargo, tenemos desconfianza en el liderazgo de nuestras autoridades para conducir esta crisis.

Creemos firmemente, que este cambio ocurrirá únicamente, a través de la conjunción de tres elementos:

Primero: Un grupo humano con el conocimiento necesario, que trabaje seriamente en concebirlo.

Segundo: Un marco legal proactivo, que facilite sus procesos.

Tercero, y el más relevante: Un LÍDER decidido, capaz de impulsar con energía la implementación de este cambio.


Por consiguiente, pensamos que, si no tenemos la capacidad, por nuestros propios medios, de congeniar estos tres factores…

Tristemente, la única solución será la intervención.

Dejamos en sus manos, en vista de los acontecimientos, considerar si seremos capaces de hacerlo. Lo que verán a continuación, es nuestro diagnóstico, que al mismo tiempo, son nuestras premisas de trabajo.

Solicitamos al Plenario del Claustro crear una Comisión de Seguimiento que vele por la conducción de los cambios propuestos. Se propone 3 personas de cada Mesa, uno por estamento. Esta comisión se reunirá de manera mensual informando públicamente sus avances (avances de la implementación de las decisiones del claustro)".

Fuente y más info en:


La Reforma Universitaria y el Movimiento Estudiantil
Democratizar la universidad para un nuevo país

Los factores que permiten explicar el origen de la llamada reforma universitaria chilena, son de diversa índole. Por un lado, debe tenerse en cuenta la influencia que ejerció el contexto internacional marcado por la denominada Guerra Fría entre los grandes bloques capitalistas y comunistas; por otro, la emergencia de grupos críticos al sistema, formados por minorías étnicas, raciales o de género; también el surgimiento de nuevas tendencias sociales y artísticas, como el rock and roll, y de movimientos alternativos como los hippies y los beatniks. Por otra parte, en el ámbito interno, en nuestro país, junto con reproducirse las tendencias mencionadas, se vivía un ambiente nacional proclive a las ideas de cambio e integración social de los grupos más desfavorecidos, sustentado en fuertes organizaciones estudiantiles, con una larga tradición de luchas políticas y gremiales.

En este marco, durante la segunda mitad de los años sesenta, las ocho universidades que componían el sistema universitario chileno experimentaron un profundo y extenso cambio conocido como reforma universitaria. Esta última modificó de manera sustancial el contenido y las orientaciones de las funciones universitarias, estableció una nueva estructura de autoridad y poder que permitió la participación de la comunidad universitaria en el gobierno de las universidades y se esforzó por buscar una mejor inserción de éstas en los afanes por lograr el desarrollo y la modernización del país. Entre 1967 y 1968 todas las universidades se encontraban inmersas en el proceso de reforma universitaria. Las huelgas comenzaron primero en la Universidad Católica de Valparaíso y en la Universidad Católica de Santiago, luego en la Universidad Federico Santa María y en la Universidad Técnica (actual USACh), así como también en la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile y en la Universidad de Concepción.

La reforma universitaria en Chile fue suspendida junto con la interrupción de la democracia el 11 de septiembre de 1973. Se procedió entonces, a la intervención militar de las universidades, a depurar a los docentes por razones políticas, a eliminar un vasto conjunto de centros universitarios especialmente en el área de las ciencias sociales y a prescindir de las organizaciones estudiantiles representativas. De este modo, el golpe de estado tuvo un fuerte impacto en las universidades y la contrarreforma que abortó un proceso reformista en el cual académicos, estudiantes y administrativos habían cifrado grandes esperanzas.

Durante el régimen militar, y con el propósito de revertir la reforma universitaria, esta fue estigmatizada y presentada de manera caricaturesca, mostrándose sólo los excesos de la lucha política por la formación de gobiernos universitarios. Se sostuvo entonces que lo central de la reforma había sido el co-gobierno, esto es, la participación de los estudiantes en la elección de las autoridades y en la generación de los cuerpos colegiados, lo cual fue presentado como la principal causa de la politización de las universidades. Al mismo tiempo, se mantuvo en silencio la importante transformación organizativa y académica, que implicó un gran esfuerzo por promover el desarrollo científico, tecnológico y cultural al interior de las universidades.

Fuente: http://www.memoriachilena.cl/mchilena01/temas/index.asp?id_ut=lareformauniversitariayelmovimientoestudiantil


RECUERDOS DE LA REFORMA UNIVERSITARIA DE LOS 60's

-Autonomía universitaria

El principio de autonomía universitaria sostiene que la universidad debe ser autónoma y auto-gobernada, eligiendo su propio gobierno sin injerencia del poder político, y dándose sus propios estatutos y programas de estudio. La autonomía universitaria está fundada en la necesidad de evitar que los vaivenes del poder político se traduzcan en cambios arbitrarios de la vida y las autoridades universitarias. Un aspecto secundario aunque de gran importancia es que la autonomía universitaria suele implicar la inviolabilidad de los edificios universitarios por parte de las fuerzas de seguridad.

La autonomía universitaria es un antiguo principio de organización de las más antiguas universidades europeas: las universidades de Bolonia (siglo XI), París (siglo XII), Oxford (siglo XII), Salamanca (1243), Cambridge (siglo XIII), se organizaron sobre principios de autonomía. La idea de autonomía universitaria es llevada por España a sus universidades coloniales en América.

En Chile: la autonomía universitaria fue reconocida en 1931.

-Autarquía financiera y presupuesto universitario

El movimiento reformista reclama, como parte del principio de autonomía universitaria, la autarquía financiera de las universidades.

Para garantizar este principio se han propuesto soluciones como la garantía legal de que la asignación presupuestaria para las universidades esté establecida en un mínimo no modificable por los gobiernos.

-Cogobierno

El principio de cogobierno alude al gobierno compartido de la universidad por parte de los diferentes sectores de la comunidad universitaria. El reclamo tradicional de la Reforma Universitaria es el cogobierno igualitario por parte de docentes, graduados y estudiantes. Algunas organizaciones estudiantiles reformistas proponen incluir también a los no docentes.

El cogobierno tiene sus raíces en las universidades medievales que estaban auto-organizadas a partir de los claustros de estudiantes, graduados y docentes que integraban la comunidad universitaria.

En Chile: Desde 1968 y como resultado de las demandas estudiantiles la elección del rector y demás autoridades (decanos) se realizada por claustro pleno (docentes, estudiantes y no docentes) en todas las universidades, medida suspendida después del 11 de septiembre de 1973 por el gobierno militar, que procede a designar los Rectores y demás autoridades.

-Extensión universitaria

Con el principio de extensión universitaria se pretende "extender" la presencia de la universidad en la sociedad y relacionarla íntimamente con el pueblo.

Las universidades "reformistas", al igual que los Centros de Estudiantes, suelen tener secretarías de extensión universitaria dedicadas plenamente a llevar los conocimientos universitarios a la sociedad, así como a incorporar a la sociedad a la dinámica universitaria. Exitosos centros culturales como el Centro Cultural Ernesto Sábato de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, el Centro Cultural Ricardo Rojas de la Facultad de Psicología de la UBA, y las Universidades González Prada de Perú, son ejemplos de extensión universitaria.

-Acceso por concursos y periodicidad de las cátedras

La Reforma Universitaria sostuvo desde un inicio la necesidad de que las cátedras sean ocupadas por concursos de oposición y antecedentes, y revalidadas periódicamente (periodicidad de la cátedra).

-Libertad de cátedra, cátedra paralela y cátedra libre

Estos tres principios están inseparablemente vinculados:

* El principio de libertad de cátedra sostiene que cada cátedra tiene completa libertad para investigar y enseñar, y no puede ser supervisada académicamente.
* La cátedra paralela sostiene la necesidad de que existan múltiples opciones para los estudiantes, quienes a su vez deben poder elegir entre ellas libremente.
* La cátedra libre es el derecho de todo intelectual, científico, o artista, con idoneidad suficiente, a tener una cátedra para difundir su conocimiento.

El fundamento y objetivo de estos tres principios es garantizar que en la Universidad estén presentes todas las corrientes del pensamiento y las tendencias de carácter científico y social, sin censuras ni prejuicios de ningún tipo.

-Gratuidad y acceso masivo

La Reforma Universitaria propone un amplio acceso a la universidad por parte de la población, y una especial atención a las dificultades para ingresar que puedan encontrar los trabajadores y los sectores con menor poder adquisitivo.

En ese marco muchas organizaciones reformistas defienden la necesidad de que la educación en las universidades públicas sea gratuita, sin arancelamiento de ningún tipo. También suelen pronunciarse en contra de los "exámenes de ingreso" y otros procedimientos que son considerados como "limitacionistas".

-Vinculación de docencia e investigación

La Reforma Universitaria promueve que la investigación científica sea realizada dentro de las universidades y que los investigadores transmitan sus conocimientos originales al resto de la comunidad universitaria y a la sociedad, por medio de la enseñanza.

Típicamente los gobiernos militares tendieron a separar y mantener aislada a la universidad de los centros de investigación.


-Inserción en la sociedad y rol de la universidad

La Reforma Universitaria ha puesto de manifiesto la necesidad de precisar el rol de la universidad con el fin de que esta atienda las necesidades y problemas de la sociedad en que se encuentra inserta.

-Solidaridad latinoamericana e internacional

Desde sus orígenes la Reforma Universitaria ha puesto de manifiesto una preocupación importante por los asuntos latinoamericanos, por promover la solidaridad entre los distintos países de América Latina, y por encontrar formas de unidad entre las organizaciones y universidades latinoamericanas.

El Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria comienza con la frase: "La Juventud Argentina de Córdoba a los Hombres Libres de Sudamérica...".

El fuerte acento que la Reforma Universitaria ha puesto en promover formas de solidaridad latinoamericana, no le ha impedido desarrollar acciones orientadas a una amplia solidaridad y organización internacional.

En 1921 se organizó el Primer Congreso de Internacional de Estudiantes en la Ciudad de México; de esa reunión surgió la Federación Internacional de Estudiantes. En 1925 se organizó, también en México, el Primer Congreso de Estudiantes Iberoamericanos. Allí fueron declarados "maestros de la juventud" Alfredo Palacios, Miguel de Unamuno, José Ingenieros, José Martí y José Vasconcelos Calderón.

En 1937, se organizó en Santiago de Chile el Primer Congreso Latinoamericano de Estudiantes. En 1957 se organizó el Segundo Congreso Latinoamericano de Estudiantes en la ciudad de La Plata (Argentina).


-Unidad obrero-estudiantil

La Reforma Universitaria promueve el principio de unidad obrero-estudiantil. Ello ha llevado a que, en toda América Latina, el movimiento estudiantil y el movimiento obrero mantengan estrechas relaciones, apoyándose mutuamente en sus reclamos y movilizaciones.

El principio también ha impulsado medidas de relación de los trabajadores con la universidad, como cursos universitarios y carreras cortas especialmente diseñadas para trabajadores calificados, así como la contratación de trabajadores con alta especialización para que impartan sus conocimientos a los estudiantes universitarios.

-La Reforma Universitaria como movimiento cultural

Debido a la relación existente entre la universidad y la producción cultural el movimiento de la Reforma Universitaria ha impactado de tal modo en las formas y contenidos del arte y la ciencia, que es posible considerarla como un movimiento cultural.

Los principios y fundamentos de la Reforma Universitaria, tales como la relación de los intelectuales con el pueblo y la clase obrera, el sentimiento de unidad indoamericana y latinoamericana, el impulso del laicismo en la ciencia, la extensión de la universidad a la sociedad, la defensa de toda forma de democratización de la cultura, etc., han tenido como consecuencia la presencia activa de los reformistas en la producción del arte y la ciencia. Por ejemplo, los Premios Nobel, Pablo Neruda y Miguel Angel Asturias, que fueron en su juventud activos militantes reformistas, llevaron a su arte muchos de aquellos ideales y sentimientos. El jurista Carlos Cossio, superó la filosofía del derecho de Kelsen, vinculando la norma a la realidad social. El padre de la Reforma Universitaria, Deodoro Roca, hizo del sótano de su casa, un famoso centro cultural mundial. Germán Arciniegas, líder de la Reforma Universitaria colombiana, es uno de los más prolíficos escritores del continente y un descubridor de la realidad histórica de América. Homero Manzi, llevó el tango hasta su más alta expresión uniendo alta poesía y arte popular. La revista Amauta, de José Carlos Mariátegui, fue una revolución cultural en sí misma. Alfredo Palacios, sentó las bases científicas del derecho laboral latinoamericano. Sergio Bagú impulsa la creación de la teoría de la dependencia. David Siqueiros, condenado a ocho años de prisión por impulsar manifestaciones estudiantiles reformistas, es uno de los fundadores del muralismo latinoamericano. Diego Rivera fue expulsado de la Academia de Bellas Artes por su participación en el movimiento estudiantil.

La vinculación del movimiento estudiantil y la cultura ha sido expuesta por Violeta Parra en su famosa canción "¡Qué vivan los estudiantes!".

Lo mismo puede decirse de los movimientos universitarios en Estados Unidos y Francia en 1968. Más recientemente, pueden vincularse con la Reforma Universitaria, las amplias manifestaciones juveniles y sindicales en Francia que se desarrollaron a fines de 2005 en oposición a un tipo especial de contrato laboral de aprendizaje que pretendía imponer el gobierno, así como el movimiento estudiantil chileno de 2006, reclamando medidas que eliminen la desigualdad entre la educación publica y privada.


fuente: wikipedia

La doctrina del Shock, Naomi Klein

martes, 29 de abril de 2008

Entrevista con Naomi Klein, en Chile: 'La gente se cansa de gobiernos centro izquierda y sin coraje para cambios'

29 de Abril de 2008

Entrevista con Naomi Klein:
'La gente se cansa de gobiernos centro izquierda y sin coraje para cambios'
Del Golpe en Chile en 1973, pasando por las Torres Gemelas y llegando hasta Irak y Guantánamo. Un hilo de continuidad invisible pero sólido, que se puede resumir en el shock: ese puñetazo de recetas neoliberales que promete libertad pero exige torturas. Esa es la tesis del libro que la superventas anti-globalización presenta en nuestro país por estos días.

Un “interesante primer día en Chile” tuvo Naomi Klein. El pasado domingo visitó Villa Grimaldi y se entrevistó con la familia de Orlando Letelier, material que formará parte del documental inspirado en su reciente libro “La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre”, y que realiza junto a los creadores del filme “Road to Guantánamo”, Mat Whitecross y Michael Winterbottom.

Este es un libro que partió siendo una cosa y terminó siendo otra, según cuenta Klein. “El libro que terminé escribiendo no es el libro que empecé a escribir”, dice. Inicialmente quería hablar sobre el desastre del capitalismo a partir de los casos de Irak, el huracán Katrina y el tsunami asiático. “La tesis del libro era que la ideología partió muy violentamente en el Cono Sur y ahora ha vuelto a estos métodos duros con Irak usando el shock y sus terapias, como la tortura”, cuenta.

Pero el libro fue cambiando a medida que la autora encontró cada vez más ejemplos que confirmaban su tesis, hasta que en cierto punto “se volvió la historia de los Chicago Boys, simplemente porque aparecían todo el tiempo, inesperadamente”, ríe Klein. A diferencia de su anterior libro, “No Logo”, en que tenía un esbozo definido, en “La doctrina del shock no había ningún lineamiento muy claro, por lo que la investigación duró más tiempo del presupuestado. Un año y medio más. “Fue un proceso caótico”, dice la canadiense.

El resultado es una enorme indagación en torno a casos paradójicamente similares. Una especie de patrón que se repite cada vez que un país enfrenta una crisis, ya sea política, económica, o un desastre natural que deje la moral –y las precauciones- de la gente por los suelos. Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia, Polonia, Rusia y varias naciones más son ejemplos de ello.

Es ahí cuando el neoliberalismo hace su intervención. Aprovechando golpes de Estado, boeings chocando contra las Torres Gemelas u olas de proporciones, la teoría del laissez faire de Milton Friedman hace su aparición y se vuelve una práctica, anulando restricciones arancelarias, impulsando privatizaciones y eliminando beneficios sociales. Se implanta entonces, así, sin que muchos lo noten, el libre mercado.

Ahora: ¿por qué este nuevo modelo entra tan desapercibidamente en un país? Naomi Klein explica esto basada en la teoría del shock. Es decir, que los grandes golpes económicos nunca van solos. Siempre serán acompañados de refinadas técnicas de “persuasión”, llámese torturas, desapariciones y temor popularizado. Fórmulas especialmente diseñadas para extraer ciertos elementos de la sociedad que se resisten a estas nuevas políticas económicas.

“Si un país está muriendo, el país tiene una enfermedad terminal. Entonces no importa qué tratamiento le prescribas, le estás salvando la vida, aunque sea doloroso”, explica Klein.

Los jaguares en la mira

“La historia del neoliberalismo está contada por los vencedores, por los neoliberales, por lo que es más marketing que historia y hay muchas distorsiones en ella”, dice Klein, quien denuncia una enorme manipulación histórica que nos ha llevado a pensar incluso que la intervención de los Chicago Boys en Chile no fue efectiva hasta 1975. “Pero el registro histórico dice otra cosa” afirma, apoyándose en su investigación, donde denuncia que los mentados economistas constituyeron una mitad clave de los planes golpistas locales.

“Esta es nuestra historia contemporánea, nuestro presente, y creo que necesitamos un poco más de perspectiva para ver algunos de estos patrones”, asegura Klein, agregando que “este libro realmente es un ejercicio de reconocer e identificar un patrón o táctica, es ahí cuando comienzas a verlo. El punto es que es sólo un patrón”.

Es así como hasta en casos que parecen tan diametralmente distintos –y distantes- como Chile e Irak, Klein localiza semejanzas. Porque el mismo triple shock que se dio en este país, con las radicales reformas económicas, el nuevo régimen político dictatorial y la sistematización de la tortura, es visible también en Irak.

“En Irak tienes este triple shock”, dice Klein. “En el ataque –estadounidense-, que pretende preparar el terreno para la terapia de shock económico, que es el programa más radical impulsado jamás, con cientos de leyes nuevas, todo de una vez. Cuando eso no funcionó, Irak se rebeló y resistió. Ahí los iraquíes fueron arrestados y la tortura se hizo sistemática”.

La diferencia radica en que en Irak la violencia se usó como una forma de disciplinar a la sociedad, pero no funcionó. “Ninguna de estas tácticas funcionaron, porque Irak era muy difícil de shockear y en cierta forma esto es profundamente trágico. El shock necesita el elemento sorpresa y los iraquíes no estaban sorprendidos de ser atacados por los Estados Unidos, ni tampoco por ser torturados, porque vivieron largo tiempo bajo la violencia de Sadam”, dice Klein, tildando ésta como una forma posmoderna de terapia de shock.

-Luego de observar tanto el caso chileno, ¿cómo ve al país hoy en día?
-Creo que el gobierno de Bachelet representa más la salida del modelo neoliberal ortodoxo, pero todavía Chile está muy adentro de él. Hay más programas sociales destinados a los más pobres, pero el real legado de los Chicago Boys es una inequidad masiva entre los ricos y los excluidos, y eso es algo que necesita ser corregido.

“La genialidad de los Chicago Boys en Chile fue la parte más tardía del proyecto, porque el comienzo fue un desastre, realmente implosionó el ’82. Muchos perdieron su trabajo, hubo juicios de corrupción, pero lo más creativo fue esta idea de proteger el neoliberalismo de la democracia. O sea puedes votar, pero no puedes afectar estos cambios institucionales que ellos mismos bloquearon antes de irse del poder, lo cual es extraordinario. Chile es excepcional dentro de los otros casos, es el país que ha tenido el período más largo de transición, una transición manejada muy herméticamente”.

-Y es un país donde, por ejemplo, el Tribunal Constitucional prohíbe la distribución de la Píldora del día después y donde un Chicago Boy corre la carrera presidencial…
-Es aterrador. El peligro de un gobierno de centro izquierda que no tiene el coraje de producir cambios reales es que la gente termina cansándose de ellos y sólo busca cambiar las caras que están viendo. Hay un peligro real ahí, porque se crea la idea de que esto es una simple continuación. El problema con esto es que cuando un gobierno de ala derechista llega, ¿quhttp://www.blogger.com/img/gl.link.gifé diferencia hace? Y puede ponerse mucho peor, particularmente en cuanto a derechos civiles.

Por Ana Rodríguez Silva

1968: ¡Todos a las barricadas!

Un pequeño homenaje a 40 años de mañana...,

Una piedra fue lanzada en París y el impacto se oyó alrededor del mundo. En Berlín, Praga, Chicago, Roma, Ciudad de México y Londres, los manifestantes salieron a las calles. Las conexiones entre las sublevaciones mundiales de 1968 y cuál fue su legado.


La noche de Año Nuevo de 1967, Charles de Gaulle, Presidente de Francia, de 78 años de edad, envió su mensaje anual a la nación. "Acojo el año 1968 con serenidad", anunció complacido. "Es imposible ver cómo podría hoy Francia ser paralizada por crisis, como lo ha sido en el pasado".

Sabía poco. Seis meses después, De Gaulle luchaba por su vida política y la capital francesa estaba paralizada tras semanas de levantamientos estudiantiles seguidos por una súbita huelga general. El paso de Francia desde la "serenidad" a la cuasi revolución en las primeras semanas de mayo es el hecho definitorio de 1968, un año cuando la protesta masiva irrumpió a través del planeta.

Estas rebeliones no estuvieron planificadas con anterioridad, ni tampoco compartían una ideología o una meta. La única causa en común era la oposición a la guerra de Estados Unidos en Vietnam, pero sobre todo les movía un anhelo juvenil de rebelarse contra todo lo pasado de moda, rígido y autoritario.

A veces, tuvo un impulso que tomó por sorpresa hasta a los protagonistas. Ese fue el caso en París, que todavía es visto como el más mítico momento prerrevolucionario de ese año tumultuoso, pero también en Ciudad de México, Berlín y Roma. Lo que empezó como una protesta relativamente pequeña y moderada contra una administración universitaria protesta de los jóvenes e impacientes contra los viejos e inflexibles se transformó en un movimiento masivo contra el Gobierno.

En otros países como España, donde aún estaba en el poder el fascista general Franco, y Brasil, donde existía una dictadura militar , las protestas se dirigieron desde el comienzo en contra del Estado. En Varsovia y Praga, los movimientos libertarios se alzaron contra la monolítica ideología comunista de la Unión Soviética.

Y en Estados Unidos, el capitalismo fue el enemigo final y Vietnam el catalizador primero. "No hubo un ‘68’ como dice el mito", afirma el historiador Mark Sandbrook. "Los levantamientos de Chicago fueron diferentes a las protestas de México, las que a su vez diferían de los sucesos de mayo en París. En cada caso, las causas fueron diferentes".

LA JUVENTUD: "ALGO NUEVO"

Y, sin embargo, los manifestantes de cada país tenían mucho en común, incluyendo una adhesión a menudo instintiva a las políticas de izquierda radical, un idealismo que con frecuencia lindaba en la ingenuidad, y una desconfianza hacia todas las formas de autoridad establecidas, incluyendo a los padres, la policía, el sistema educacional y el Gobierno.

Por sobre todo compartían lo que Sandbrook llama "el común espíritu de la rebelión juvenil". Dice que "la juventud fue algo nuevo en los años cincuenta, y para los sesenta había jóvenes que, por primera vez, tenían conciencia generacional". De pronto se definieron a sí mismos "separados, y de hecho en contra, de las creencias y valores de sus padres".

Sandbrook rechaza la idea de que esta brecha generacional fuera extendida. Aun así, los sesenta fueron la década en que la población estudiantil de Estados Unidos y Europa se expandió en forma dramática y, hacia 1968, cuando las palabras juventud y protesta se convirtieron en sinónimos, la diferencia en actitudes entre los jóvenes y sus padres pasó a ser un abismo político y cultural.

"En los cinco años transcurridos desde la aparición de Los Beatles en 1963 hasta los levantamientos de 1968, el empoderamiento económico de una generación se convirtió en una acción política de masas ", dice el historiador de la cultura pop Jon Savage. París fue el lugar donde se unieron de un modo más espectacular la acción política y la fantasía utópica.

Los llamados "enrabiados" franceses fueron emblemáticos. Consistían al inicio en un puñado de activistas estudiantiles, a lo más 25, de la Universidad de Nanterre. Las protestas comenzaron en enero, contra la falta de facilidades en su campus suburbano. El 26 de enero, las autoridades ordenaron a la policía antidisturbios disolver una manifestación relativamente pequeña, y decenas de furiosos y súbitamente politizados estudiantes se unieron a los rebeldes.

El 22 de marzo, solidarizando con cuatro estudiantes arrestados durante una concentración en contra de la guerra de Vietnam en el centro de París, 500 manifestantes asaltaron el edificio de la universidad. De pronto, los "enrabiados" tenían un nombre: el Movimiento 22 de Marzo.

Tenían también un líder, aunque éste rechazaba el título. Su nombre era Daniel Cohn-Bendit, un joven alemán que pronto sería rebautizado como Danny el Rojo por los medios, en referencia tanto al color de su pelo como a sus planteamientos políticos. Su humor y su radicalismo no dogmático hicieron de Cohn-Bendit la antítesis de los sombríos teóricos marxistas.

En abril, tras otra ocupación en Nanterre, el Ministerio de Educación cerró la universidad y ordenó que Cohn-Bendit se presentara ante una comisión disciplinaria el 6 de mayo, en La Sorbona. Entonces, las protestas se volcaron al centro de París, donde la prensa mundial se estaba dando cita para cubrir las inminentes negociaciones de paz para Vietnam.

Los estudiantes se iban convirtiendo en un embarazo para De Gaulle. Envió a la policía a La Sorbona a arrestar a los supuestos cabecillas. Al final fueron arrestados 600 estudiantes y, en un intento desesperado por diluir la situación, sus autoridades ordenaron el cierre de la universidad.

Mientras, la izquierda discutía sobre el significado de las perturbaciones. Pero Cohn-Bendit admitió más tarde que en ese momento "no sabía" en qué iba a terminar todo eso. Terminó casi en revolución. El Gobierno prohibió las manifestaciones el 6 de mayo, pero mil estudiantes acompañaron al siempre sonriente líder a su cita con la comisión disciplinaria en La Sorbona.

En la calle Saint-Jacques las tensiones explotaron y la policía cargó contra los estudiantes, dejando a varios inconscientes. Los estudiantes contraatacaron volcando autos, levantando barricadas y arrancando adoquines de la calle como munición. La batalla se prolongó por varias horas.

Mientras las noticias sobre el levantamiento se expandían, llegaron jóvenes desde todos los puntos de París a apoyar a los estudiantes. Al anochecer, los cócteles molotov iluminaban las calles. Más de 600 manifestantes fueron heridos sólo ese día y casi 300 policías. Los disturbios continuaron por otra semana. Las imágenes fueron emitidas a todo el mundo.

"EL MUNDO ENTERO ESTÁ MIRANDO"

Algo más había pasado en las calles de París. Grupos de animados ciudadanos se reunían alrededor de las barricadas, para conversar, discutir, organizar y agitar a los estudiantes.

Las dos principales escuelas de arte parisinas se unieron para crear el Atelier Populaire (Taller Popular), produciendo cientos de imágenes en silk-screen en lo que algunos consideran la más impresionante expresión de arte gráfico político nunca lograda.

A través de París se mostraba un afiche con la cara de De Gaulle y las palabras "Sé joven y cállate". En las paredes, los graffitis proclamaban una nueva poesía de protesta. "Sé realista, exige lo imposible", decía uno. "Bajo los adoquines está la playa", decía otro. Un tercero resumía la euforia de los manifestantes y el estupor del establishment: "La revolución es increíble porque es real".

Pocas semanas después, Cohn-Bendit recibía una orden de deportación y se convertía en figura revolucionaria internacional. El catalizador de su fama fue la televisión. En 1968, dos innovaciones tecnológicas transformaron los noticiarios nocturnos: el uso del videotape, barato y reutilizable, en lugar del celuloide; y las emisiones de los hechos del día, con las que imágenes de la rebelión, a menudo sin editar, eran diseminadas por el mundo casi al momento.

Los estudiantes de Berkeley y Columbia celebraban las barricadas de París ante las pantallas de TV, mientras los franceses se entusiasmaban con las grandes manifestaciones contra la guerra. "Fuimos la primera generación televisiva", dijo más tarde Cohn-Bendit.

"Un grupo revolucionario moderno va a la televisión, no a la fábrica", señaló el fallecido Abbie Hoffman, uno de los grandes agitadores políticos de 1968, que ayudó a provocar la sangrienta batalla entre los manifestantes contra la guerra y la policía durante la convención presidencial demócrata de Chicago. Mientras la policía los atacaba, los manifestantes cantaban: "El mundo entero está mirando".

Y, por primera vez, era verdad. Vietnam se convirtió en la primera guerra que llegó a las pantallas de los hogares de Estados Unidos, y las imágenes eran tan crudas y viscerales como diluidas y controladas son hoy día.

EL MUNDO SE ENCIENDE

El movimiento contra la guerra comenzó en los campus universitarios de Estados Unidos. Tomó como ejemplo a la campaña por los derechos civiles encabezada por Martin Luther King y muchos de sus principales activistas crecieron protestando contra la segregación racial en el sur.

"Lo primero que aprendías en el movimiento por los derechos civiles era que el enemigo era el miedo, y que superarlo era el propósito mismo de la lucha", dice Tom Hayden, uno de los más prominentes activistas contra la guerra. Mientras escalaba la cifra de bajas en Vietnam, el movimiento contra la guerra crecía en fuerza y autoridad.

En 1965, los Estudiantes para una Sociedad Democrática (SDS) organizaron en Washington una marcha por la paz que reunió a 20 mil personas. En 1967 se realizaron más de 70 protestas antibélicas en los campus universitarios, sólo en octubre y noviembre. Para la primavera del hemisferio norte de 1968, unas 30 universidades al mes estaban protestando y el movimiento contra la guerra se había trasladado a las calles y, de Estados Unidos, al mundo.

En abril de 1968 se registraron disturbios altamente organizados en Berlín, tras el intento de asesinato del líder de izquierda Rudi Dutscke. En Varsovia, el Gobierno cerró ocho facultades y encarceló a casi mil estudiantes después de protestas contra la censura estatal. En Italia, la Universidad de Roma fue cerrada durante dos semanas tras violentas manifestaciones contra la brutalidad policíaca.

En España, los estudiantes marcharon contra el régimen fascista de Franco, que cerró la Universidad de Madrid durante un mes. En Brasil, tres manifestantes fueron muertos cuando marchaban contra la Junta Militar. Hasta "la somnolienta ciudad de Londres", como la llamó más tarde Mick Jagger, tuvo su protesta violenta, el 17 de marzo, ante la Embajada de Estados Unidos. Pero los llamados "disturbios de Grosvenor Square" fueron sólo una tormenta en una muy inglesa taza de té.

LOS YIPPIES Y LA BATALLA DE CHICAGO

Mientras Gran Bretaña hervía a fuego lento, Estados Unidos entraba en furia. El 4 de abril, Martin Luther King era asesinado por un francotirador en Memphis. Su muerte choqueó a un Estados Unidos ya traumatizado y provocó dos noches de disturbios en varias ciudades.

Se movilizó a la Guardia Nacional y en Chicago el siniestro alcalde Daley ordenó "disparar a matar". En Washington D.C. fueron muertos 12 negros. Stokeley Carmichael, fundador de los Panteras Negras, milicia del poder negro que postulaba la revolución violenta, dijo: "Ahora que se echaron al doctor King es el momento para terminar con esta mierda de no violencia".

Hubo graves disturbios en California y Nueva York. Un año después del llamado "verano de amor", el país se encaminaba a un verano de violencia y miedo.

Comenzó el 5 de junio con otro asesinato, esta vez del senador demócrata Robert Kennedy, presunto heredero de la Presidencia del país. Una nación traumatizada se preparó para las convenciones presidenciales republicana y demócrata. En Miami, a mediados de agosto, Richard Nixon se convirtió en el candidato republicano y los medios se trasladaron a Chicago para la convención demócrata.

Los activistas contra la guerra planeaban una manifestación que iba a "cerrar la ciudad" durante la convención, pero el alcalde Daley les negó la autorización y sólo llegaron unos cuantos miles de manifestantes. Aparecieron los "Yippies". Dirigidos por Abbie Hoffman y Jerry Rubin, eran quizás el grupo más pequeño pero más efectivo de provocadores políticos que surgió en 1968.

Los Yippies, o Partido Internacional de la Juventud, eran activistas de izquierda surgidos del submundo hippie estadounidense con una visión de la revolución que, como dijo un comentarista, tenía "más de Groucho Marx que de Karl Marx". Pero atraían a las cámaras de televisión. Llegaron a Chicago a protestar y nombraron como candidato a la Presidencia a un cerdo llamado Míster Pigasus.

La policía intervino arrestando a Hoffman, Rubin, al cantante folclórico Phil Ochs y a Míster Pigasus, quien, según denunció Hoffman más tarde, fue interrogado y acusado de desórdenes. Corrió el rumor de que los Yippies habían planeado poner LSD en el agua potable de la ciudad. Al mismo tiempo, tropas soviéticas irrumpieron en Checoslovaquia, poniendo abrupto final a la breve "primavera" de reformas de Praga.

En Chicago, manifestantes que enarbolaban banderas Yippies y del Vietcong se enfrentaron a la policía. Entonces, ante las cámaras de TV, se desató la batalla de Chicago. Duró cinco días y tanta fue la brutalidad policíaca contra los manifestantes, los espectadores y los medios, que la convención demócrata fue interrumpida.

El mundo despertó con imágenes de una violencia policial sin precedentes. La batalla de Chicago se convirtió en una de las líneas divisorias con que Estados Unidos se definió en 1968. En noviembre, Nixon ganó la Presidencia y ordenó la represión final contra el movimiento revolucionario.

EL ESPÍRITU LANGUIDECE

Para entonces, el espíritu de 1968 se había debilitado también en Francia. El 13 de mayo, los sindicatos franceses llamaron a una huelga general por mejores salarios y mejores horarios y condiciones de trabajo. Pareció por un momento que Francia estaba a punto de protagonizar otra revolución pero la improbable alianza de estudiantes y trabajadores fue una ilusión.

"Trabajadores y estudiantes nunca estuvieron unidos", admitió Cohn-Bendit años después. "Los trabajadores querían una reforma radical en las fábricas. Los estudiantes querían un cambio radical en la vida".

Ese idealismo juvenil, sin planificar y mal definido, se desvaneció casi tan rápidamente como floreció. A pesar de todo el fermento revolucionario de mayo del 68, el año terminó con De Gaulle todavía en el poder, Nixon en la Casa Blanca y la guerra de Vietnam escalando más allá de todas las predicciones.

En Praga, la llegada de los tanques rusos en agosto fue quizás la imagen más triste de la revolución juvenil de 1968. ¿O correspondió ella al movimiento estudiantil de México, donde cientos de estudiantes fueron masacrados en octubre por el Batallón Olímpico en la plaza de Tlatelolco?

Cuando, dos semanas más tarde, en los Juegos Olímpicos de México, los atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos alzaron sus puños en el saludo del Poder Negro, pareció un gesto de desafío. La revolución juvenil de 1968 estaba terminada. En su lugar vinieron formas más oscuras de violencia y terrorismo: las células Baader-Meinhof en Alemania Occidental, las Brigadas Rojas en Italia y el renacimiento del IRA en Irlanda del Norte.

Todas tenían sus raíces en los turbulentos sucesos de 1968. Para los años ochenta, tanto Estados Unidos como Gran Bretaña habían elegido a líderes ultraconservadores. "Estamos arrancando lo que se sembró en los sesenta", tronó Margaret Thatcher en 1982. "Una sociedad donde los viejos valores de la disciplina y la moderación fueron denigrados".

Sin embargo, a 40 años de 1968, el significado y el legado de ese año volátil todavía se discute. Muchos en la derecha siguen viéndolo como el epítome de lo irresponsable, errático y peligroso de los sesenta, mientras otros en la fracturada izquierda todavía llevan luto por 1968 como el último gran momento de la posibilidad revolucionaria.

La verdad se ubica probablemente a medio camino, pero no hay duda de que algo único y potencialmente revolucionario ocurrió en el mundo, algo que sigue configurando al presente en formas no previstas por quienes participaron en las protestas.

Historiadores afirman que 1968 fue el epicentro de un cambio: marcó "el inicio del fin de la guerra fría y el amanecer de un nuevo orden geopolítico". Fue también el comienzo de la protesta moderna y de las muchas luchas que vinieron luego: desde el feminismo hasta la conciencia ecológica.

Cohn-Bendit, el rostro de mayo del 68, es ahora un líder del Partido Verde en el Parlamento Europeo. Pero el espíritu perdura, tal vez en forma mítica, quizá como una persistente sensación de las posibilidades que el activismo de masas tuvo alguna vez.

"Si el 68 no tiene importancia, como asegura la derecha, ¿por qué entonces sigue siendo tan simbólico?... Yo haría énfasis en que hizo tomar conciencia. Era enteramente posible que el pueblo estadounidense hubiera aceptado la guerra de Vietnam, pese a todas sus bajas y sus impuestos, tal como apoyó la guerra de Corea [El 68] cambió la conciencia de Estados Unidos", dice Tom Hayden, uno de los activistas de Chicago.

Eso es quizás, en sí mismo, suficiente legado.

*The Observer
Fuente: www.lanacion.cl

Habitar, participar, pertenecer: acceder a la vivienda: incluirse en la sociedad

domingo, 6 de abril de 2008


Habitar, participar, pertenecer: acceder a la vivienda: incluirse en la sociedad
Autor: Víctor Saúl Pelli(1)

Comentarios de: Claudio Pulgar Pinaud (2) para Revista INVI 2008

El presente libro editado el año 2007 tiene según su autor dos motivaciones centrales, la primera reunir en un solo volumen el contenido de trabajos producidos por el mismo desde los primeros años de la década de los noventa a la fecha de su publicación, alrededor de ideas claves para encarar el problema habitacional de los sectores en situación de pobreza, en el contexto latinoamericano, pero especialmente en el caso de Argentina desde mediados del siglo XX. La segunda motivación tiene que ver con difundir este material más allá del circuito académico, para “complementar aquella forma en cierto modo enclaustrada de las comunicaciones académicas y técnicas con la difusión más abierta, variada e imprevisible que ofrecen los anaqueles comerciales.”

Es importante destacar que el autor no se plantea la compilación de contenidos como una revisión académica e imparcial de las diferentes formas de afrontar el problema de la vivienda y la pobreza, sino como “una exploración encaminada a definir un abordaje desde una determinada postura teórico-ideológica.”

Los capítulos están ordenados temáticamente desde la situación de necesidad hasta la situación de satisfacción, cruzados transversalmente por la temática de la participación. Los dos capítulos de la primera sección titulada “Empezar por las primeras preguntas”, tratan sobre cuál es la naturaleza de la necesidad en el encuadre de situación de lugar y momento. El primer capítulo “La necesidad como basamento técnico y político de la gestión habitacional” es una constatación de que toda elaboración teórica, de acción o de decisión política, sobre la solución habitacional, debe tener su basamento en el conocimiento profundo y constante de las necesidades de las personas, no sólo de las encuestas y estadísticas sino de las personas concretas, con nombres, rostros y diálogo constante.

El segundo capítulo “Los datos de la situación de pobreza y la gestión habitacional” se plantea enfocar el problema habitacional latinoamericano no desde el habitual enfoque de carencia de viviendas, el famoso déficit cuantitativo, sino que entenderlo como un componente de bordes difusos dentro de la situación general de pobreza, tocando temáticas como la carencia de satisfactores, la exclusión y la carencia de cuotas de poder.

La segunda sección titulada “Una cierta concepción de las relaciones”, está integrada por dos capítulos que se dedican a aclarar consignas orientadoras y movilizadoras dentro de una determinada concepción de la sociedad y de sus caminos deseables de evolución hacia una situación de equidad, valoración mutua y crecimiento solidario.

En el capítulo 3 “ La acción social de vivienda como asistencia y redistribución” se exploran algunos aspectos de las acciones de asistencia. Para esto se analiza la situación a partir de supuestos que tienen un prisma ideológico para abordar el tema, tales como: “el que asiste sabe qué es lo que el asistido necesita. Lo que el que asiste transfiere al asistido es lo que éste necesita; el que asiste no considera necesario conocer qué es lo que el asistido piensa que necesita y basa su asistencia en lo que él (el que asiste) considera que el asistido necesita; el que asiste considera que lo que el asistido quiere, o piensa, o dice, que necesita, es lo que efectivamente necesita (actitud condescendiente); el que asiste considera que lo que el asistido necesita se debe determinar en un trabajo conjunto entre ambos, el que asiste y el asistido, con apertura a otros actores, convocados por sus conocimientos, por sus recursos, o por su relación con la situación de necesidad.” Este último supuesto se entiende como lo más próximo a una respuesta acertada.

El cuarto capítulo “La gestión participativa y concertada y sus reglas de juego”, presenta un conjunto de condiciones para asegurar la gestión habitacional participativa, además de exponer un listado de reglas generales, no exhaustivo, pero indicativo de la orientación y de los límites de campo de la tarea participativa.

La sección III “La puja por las palabras claves”, funciona como un paréntesis dedicado a revisar e intentar clarificar algunas nociones fuertemente instaladas en el campo habitacional. En el capítulo 5 trata sobre la Autoconstrucción y sus versiones en los sectores populares de América latina, entendiendo que durante la historia y los distintos países existen dispares formas de concebirlo y entenderlo.

En el capítulo 6 “La casa bella” se exhiben las relaciones entre estética, identidad y poder en torno a la vivienda de interés social. Se afirma el derecho del habitante a ser partícipe directo de la definición de su vivienda, incluyendo la definición estética. Se plantea superar el rol del arquitecto diseñador de firma o para la fotografía de la obra, por uno en que la relación personalizada y horizontal con el habitante enriquezcan el resultado final del trabajo, avanzando en la construcción de equidad en las decisiones sobre calidad de la vivienda, incluyendo en este caso, las expresiones estéticas.

El capítulo 7 se dedica a las llamadas “soluciones alternativas”, referidas al paradigma que comparte las siguientes premisas: metas formuladas en términos de necesidad habitacionales básicas a satisfacer, versus la vivienda terminada o llave en mano; construcción progresiva de la vivienda; participación de los habitantes; concertación-negociación entre actores; intermediación de lucro reducido; distribución de fuentes de aportes. Se hace una crítica a la institucionalización de este paradigma en versiones incompletas (sin seguimientos o apoyos continuados), presentándose como una degradación de la solución habitacional oficial, es decir como un pretexto para entregar viviendas incompletas o mínimas y de baja calidad. Convirtiéndose en un contrasentido de la versión genuina de las “soluciones alternativas”.

La cuarta y última sección “La meta y algunos caminos” está compuesta por tres capítulos, los más propositivos, que se dedican a precisar la meta de acción social en vivienda y a delinear enfoques de abordaje y de acción más compatibles con la naturaleza del problema. El capítulo 8 “La vivienda occidental, urbana y moderna y sus atributos” presenta el universo de las funciones humanas que requieren de la vivienda en nuestra cultura, a través de un conjunto de prestaciones, y la importancia que tienen los requisitos que se les exige cumplir a estas prestaciones.

En el capítulo 9 “Estrategias habitacionales de saturación de soluciones básicas” se desarrollo en torno al eje vivienda estándar mínima “completa” para pocos versus satisfacción gradual de necesidades habitacionales para todos. Entendiendo que no se trata de dos formas de llegar a un mismo tipo de resultado, entre las cuales hay que elegir la mejor, sino de dos formas de llegar a dos tipos diferentes de resultado, que suponen dos elaboraciones diferentes del problema y de su significado en la sociedad.

El último y décimo capítulo “El servicio habitacional para la transición, la apropiación y la permanencia” cuestiona la meta usualmente conocida de “entrega de casas”. Cambia el enfoque de entrega habitual por el de satisfactores habitacionales en el tiempo, cambiando la idea de que el servicio habitacional se cumple al proveer (entregar) el conjunto completo de bienes y servicios que conforman la casa.

Más allá del ordenamiento presentado de los capítulos y secciones, sus partes son bastante autónomas y la articulación entre ellas lo suficientemente flexibles como para que se puede leer en cualquier orden, según las inquietudes de cada lector.

(1)Arquitecto argentino, académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste.
(2)Arquitecto chileno, académico del Instituto de la Vivienda, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.

CUBA 2008

jueves, 20 de marzo de 2008


libro NO LOGO El poder de las marcas, de Naomi Klein


Por: Lillian Álvarez Navarrete (http://www.cubarte.cult.cu)
Un día mi hijo me contó, que en su escuela, una Secundaria Básica de Ciudad de La Habana, algunos niños, más bien adolescentes, usaban cajas de zapatos Nike o Adidas para transportar cualquier cosa, solo para que los demás creyeran que ellos, o su familia, habían tenido el dinero necesario para “ascender” a ese peldaño superior del consumo.
Otro día mi hija tuvo que hacer una representación teatral, en su escuela, en la que se trataba precisamente el tema del consumismo y debía, por tanto, llevar algunos elementos que le ayudaran a transmitir esta idea. Recordé que en algún closet conservaba una bolsa de nylon con ropa de invierno, de esas propias de los Dutty Free de los aeropuertos que tienen como ilustración botellas, no recuerdo si de bebida o perfume. Se la di; la usó en la representación y, luego, terminada la utilización teatral (efímera) de la bolsa, una compañerita de la escuela la consideró algo valioso en sí y le pidió que se la regalara.

Estos dos elementos son solo dos ejemplos y están muy relacionados con el tema de libro NO LOGO. El poder de las marcas de la politóloga y activista social Naomi Klein, el cual considero esencial que no pase inadvertido entre los tantos títulos publicados y puestos a disposición de los lectores en esta recién concluida Feria del Libro, que se convierta en un texto familiar, imprescindible, entre nosotros, y que logremos, por todas las vías posibles, además, hacerlo llegar a nuestros jóvenes.

Y no solo es por el hecho de que NO LOGO. El poder de las marcas revele la más despiadada explotación de las transnacionales del Primer Mundo sobre las grandes masas de obreros que, como nuevos esclavos, trabajan en las fábricas de los países del Tercer Mundo. Ni por la denuncia que en este libro se hace cuando se compara la fortuna del director ejecutivo de Disney, Michael Eisner (quien gana 9 783 dólares por hora), con el salario de un obrero haitiano que trabaja para esa compañía (por 16,8 centavos la hora). Estas informaciones serían suficientes para hacer interesante su lectura a un público como el cubano, con una cultura política notable, acostumbrado a manejar datos reveladores sobre las injusticias y disparidades de la realidad del mundo actual.

Pero lo que hace a este libro, a mi juicio, un texto de ineludible lectura para la sociedad cubana de hoy, es que nos ayuda a entender cómo ese universo fatuo de las marcas, repleto de espejismos y mediocres ensoñaciones, se ha logrado introducir subrepticiamente entre nosotros, sobre todo en un segmento de nuestra juventud, que, ya alejado, por suerte, de las carencias más elementales, ha caído en una trampa fabricada perversa y premeditadamente: la de confundir las verdaderas necesidades de los individuos con los deseos y aspiraciones que diseñan los laboratorios de marketing de las grandes empresas multinacionales para instalarlos en todo consumidor potencial a nivel consciente y subconsciente.

Este libro narra la historia de la ofensiva del mundo empresarial y, sobre todo, de las transformaciones ocurridas en él en los últimos 20 años, donde todo nace, al decir de Naomi Klein, de una idea única y al parecer inofensiva: las empresas de éxito deben producir ante todo marcas; no productos. La producción de bienes es solo algo secundario en las operaciones de las grandes corporaciones (esto corresponderá, gracias a lo logrado con la liberalización del comercio y las reformas laborales, a contratistas extranjeros y estará a cargo de talleres sustentados por trabajo esclavo). La producción de estas multinacionales es “limpia”, sin humos, y se centra en crear una imaginería constantemente renovada: nuevas formas para invadir los espacios más públicos y a la vez los más íntimos del ser humano.

Se nos narra en este libro los orígenes de las marcas y de la publicidad, cuando su objetivo consistía en motivar a posibles consumidores informándoles de la existencia de productos nuevos, basados en inventos recientes, que harían mejorar su calidad de vida. Después, el lenguaje de las marcas comenzó a cambiar y a transformar la relación entre el comerciante local, vendedor de productos a granel, y el consumidor. Por aquellos años, los eslóganes solo contenían frases afirmativas que debían causar una impresión positiva en los receptores de los mensajes.

Pero en la ya naciente industria publicitaria, había quienes pensaban que los anuncios debían guiarse no sólo por normas “científicas”; sino que las marcas deberían provocar sentimientos. En ellas, las empresas deberían encontrar su “alma”. Y es a finales de la década de los 40s cuando la búsqueda del verdadero significado de las marcas apartó gradualmente a las agencias publicitarias de los productos individuales y sus atributos y las indujo a hacer un examen psicológico y antropológico de lo que podían significar para la cultura y para la vida de la gente. Ya en la década de los 80, nos explica el texto, es reconocido por Wall Street que décadas de marketing y propaganda había aumentado el valor de las empresas muy por encima de sus activos y ventas totales. Se atribuye por vez primera un enorme valor en dólares a algo que hasta ese momento había sido abstracto e indefinido: el nombre de una marca.

Este importante descubrimiento fue el motor impulsor de una desenfrenada carrera que hizo emprender monumentales proyectos que consistían en algo que iba mucho más allá de una valla publicitaria o un anuncio televisivo. Significó un cambio radical en la filosofía empresarial que, de repente, se vio inspirada por un ansia insaciable de alentar imágenes más complejas y de un carácter cultural más integral y de apoderarse de un número cada vez mayor de espacios donde las empresas pudieran fortalecer el valor de sus marcas.

Otros temas, que, por suerte, le resultan ajenos al lector cubano, son tratados exhaustivamente en este libro. Son, sin embargo, en extremo interesantes para comprender las relaciones viciadas que existen en la actualidad entre los ámbitos del arte, el deporte y la publicidad. La autora nos explica cómo, en un inicio, las empresas patrocinaban las actuaciones de los artistas más conocidos y los eventos más atractivos para hacer valer el nombre de sus marcas. Las empresas se prestigiaban con ello. Hoy por hoy, dramáticamente, la relación se ha invertido, y las actuaciones y competencias, sean quienes sean sus protagonistas, son solo un trasfondo para hacer más atractivo el producto. No importa, en la mayoría de los casos, quién va a aparecer; sino solo qué marca organiza el concierto o competición. Ahora es la marca lo esencial; es lo que prestigia el evento, lo que le otorga sentido y trascendencia. Tal ha sucedido con la marca Tommy y sus conciertos de rock, y lo mismo ha hecho Nike en el deporte.

El capítulo titulado “Fusiones y sinergia. La creación de las utopías comerciales” es, a nuestro juicio, muy importante. Ya para los años 90, a las empresas no les interesa “ser solo el mayor estudio cinematográfico o la emisora de televisión más exitosa. Tenían que ser algo más. Los parques temáticos, la televisión por cable, la radio, los productos de consumo, los libros y la música, eran los candidatos a integrar sus futuros imperios. El sector de los medios fue atacado por la manía de las fusiones. Si no se estaba en todas partes... no se estaba en ninguna”[1]

Y Naomi Klein nos explica los llamados procesos de sinergia. Estos consisten en crear una red de extensiones de las marcas siempre crecientes hasta lograr una especie de tejido en el que puedas vivir toda tu vida. El verdadero significado de una marca es crear un “estilo de vida”. En la base de todo esto está, por supuesto, la fusión de los diferentes sectores: “el comercio minorista se está confundiendo con el entretenimiento y el entretenimiento con el comercio minorista. Las empresas que trabajan con contenidos (como las productoras de cine y las editoriales), intervienen en la distribución; las redes de distribución (como las compañías telefónicas y de Internet) penetran en la producción de contenidos…”

De esta manera, comprendemos fenómenos como Parque Jurásico, con dinosaurios en todas sus variantes y en todas sus versiones, y la fiebre de la magia negra con los productos Harry Potter, desde las películas y libros, hasta mochilas, jarros, cepillos de dientes, caramelos o galletas, llegando a las Supertiendas Disney o a la aberración de las ciudades de marca como Celebration.

En este texto, se habla también de un movimiento de personas y grupos conscientes de que han reaccionado frente a estos procesos. Se habla de la “piratería” publicitaria, una expresión que se conoce poco pero que data de la década de los 80 y expresa la actitud de rechazo a la invasión de las ciudades y los espacios comunes por mensajes empresariales asociados al consumo desenfrenado de todo tipo de productos, y que revierte sus esencias mediante el uso del graffiti u otros métodos de intervención, ridiculizándolos, cuestionándolos o revirtiendo sus contenidos.

Pero aún cuando la calidad del libro amerita una reflexión mayor, quisiera, saltando por encima de datos escalofriantes, interrelaciones reveladoras e informaciones cuidadosamente recopiladas sobre los nuevos escenarios, llegar al punto para mí, de mayor importancia para su lectura nacional. Y es cuando Naomi Klein devela cómo el objetivo de las grandes empresas en la era de las supermarcas es vender la idea del “mercado juvenil mundial”.

Hoy el intento de homogeneización cultural ha encontrado cierta resistencia, hasta el punto de que, en contra de la posición de los propios EE.UU., ha sido aprobada la “Convención para la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales” en el marco de la UNESCO. No obstante, no podemos estar ajenos a la permanente intención del gran capital que ha construido como respuesta, un hipócrita discurso que asume la diversidad y una supuesta “multiculturalidad” como un envoltorio más gentil y humano del efecto homogeneizador.

“Las multinacionales de las marcas pueden hablar de diversidad, pero el resultado visible de sus actos es un ejército de adolescentes clónicos que penetran, “uniformados”, como dicen los fabricantes? en el centro comercial global. A pesar de adoptar la imaginería poliétnica, la globalización comercial no desea la diversidad; todo lo contrario. Sus enemigos son las costumbres nacionales, las marcas locales, y los gustos característicos de cada región.”

Para este adolescente global, como vemos, se ha fabricado una aparente “diversidad” que es asimilada ingenuamente, y este “mercado juvenil mundial” se reconoce en: “...trenzas rasta, cabellos rosados (...) algunas banderas nacionales y carteles luminosos extranjeros, en cantonés y en árabe, y unos toques de palabras inglesas, todo ello sobre capas de ejemplares de música electrónica. La nacionalidad, la lengua, la etnia, la religión y la política quedan reducidos a sus accesorios más coloridos y exóticos, asegurándonos al unísono que, como Renzo Rosso, el presidente de Diesel dijera, “nunca haya un ellos y un nosotros, sino solo un gigantesco ‘nosotros’.”

Y continúa más adelante:

“Por esta razón, el marketing joven global es repetitivo y adormecedor, ebrio con la idea de lo que intenta crear: un tercer concepto de nacionalidad que no es estadounidense ni local sino que reúne a los dos por medio de las compras.”

Y la lectura nacional de este importantísimo texto, se refiere a la necesidad de debatir con nuestros jóvenes qué significan efectivamente las marcas y qué aportan en verdad a su vida material y espiritualmente. Este libro brinda sólidos argumentos cuando nos narra las condiciones de esclavitud en que viven en Haití, en El Salvador o en otros países del Asia o el Pacífico jóvenes de apenas 13 ó 15 años y las diferencias enormes entre lo que se paga a las obreras que producen los artículos e incluso sus costos reales de producción, y lo que se paga por ellos en las grandes tiendas de Europa o los EE.UU. O conocer las diferencias entre las condiciones de vida de los haitianos que cosen los pijamas decorados con los graciosos personajes de la película de Los 101 Dálmatas y las condiciones en que vivían los perros utilizados en las filmaciones, superiores ampliamente en seguridad y confort.

¿Qué puede aportar a un joven cubano mostrar un artículo de marca?

Naomi Klein demuestra en este magnífico libro como para las grandes empresas todos somos potenciales consumidores (estemos donde estemos) y como tal se pretende conducirnos, engañarnos, manipularnos e inducirnos a actuar conforme únicamente a sus intereses estratégicos en materia de ventas. Un artículo de marca es, para la sociedad capitalista, simplemente, un status, una autorreafirmación sobre la base de conceptos que nada tienen que ver con nuestros intereses e ideología.

¿Por qué unos adolescentes habaneros, buscaban cajas de zapatos Nike o Adidas? ¿Por qué o para qué una joven quería una bolsa de alardosa publicidad? ¿Qué significan las marcas para un joven cubano de hoy? ¿Qué relación tiene esto con el sentido de pertenencia a la familia, a la comunidad, a la nación? ¿Qué valores expresan estas conductas? ¿Ven en estos productos y símbolos un camino de realización y desarrollo?

En el centro de estas reflexiones necesarias, encontraremos vicios heredados y vicios nacientes que debemos identificar y enfrentar para conservar lo mejor de nuestra sociedad, que es el núcleo de ese otro mundo posible que intentamos construir.

Es necesario para la juventud de hoy responderse estas preguntas, y descubrir por sí mismos estas y otras muchas valiosas ideas.



Nota:

[1] Wolf, The Entertainment Economy, pag 17, citado por N. Klein en “No logo. El poder de las marcas”, pág. 163 .

Espacializar los derechos. El Movimiento por el derecho a la ciudad

sábado, 2 de febrero de 2008

Artículo publicado en INVI OPINA

Por Claudio Pulgar Pinaud (1)

El derecho a la ciudad no es un concepto nuevo, surgió en los años sesenta del siglo XX a partir de un planteamiento del filósofo y sociólogo francés Henri Lefebvre(2). Este trabajo adquiere hoy gran relevancia ante los graves impactos de la globalización neoliberal. Las circunstancias, desde los sesenta han cambiado, pero no así el fenómeno de la expropiación de la ciudad por los grupos de poder económico y político. Entonces el concepto vuelve a tener vigencia, en un contexto que le da nueva fuerza: la perspectiva de los derechos humanos y la aparición de nuevos actores político-sociales. Continúa...

“La ideología de los derechos humanos hoy se ha convertido en una de las bases principales de legitimación de la democracia” (BORJA J., 2004). Pero la democracia no es completa mientras predominen en la ciudad la pobreza, la desigualdad, la exclusión, el despojo y la injusticia.

El derecho a la ciudad se basa en la idea de la ciudad como producto cultural, colectivo y, en consecuencia, político. La ciudad es en esencia, un espacio público-político, donde es posible la expresión de voluntades colectivas, es espacio para la solidaridad, pero también para el conflicto. El derecho a la ciudad es la posibilidad de construir una ciudad en la que se pueda vivir dignamente, reconocerse como parte de ella, y donde se posibilite a través de sus espacios la distribución equitativa de recursos tanto materiales (ingresos, salud, educación, vivienda) , como simbólicos (participación, acceso a la información, etc.).

Espacializar los derechos

En la ciudad, como contexto, es donde se pueden ejercer y exigir los derechos que ya existen en nuestra sociedad. Es en la ciudad donde se puede construir la ciudadanía. De ahí el concepto de “espacializar los derechos”, entendido como la materialización espacial en un territorio (local y global) de las conquistas sociales. …el planteamiento de los derechos ciudadanos exige hoy una dimensión de derechos “globales” y derechos “locales”(BORJA 2004), es decir, dentro de un contexto.

Ya no es suficiente con plantear el derecho a la vivienda, a la educación o al trabajo: estos derechos se hacen más complejos, se complementan unos con otros, y se expresan hoy como derecho a la ciudad. Estos derechos de “cuarta generación”(3) nos obligan a considerar las relaciones sociales (las potenciales-solidarias y las conflictivas) que conlleva la globalización de la sociedad de la información y de la sostenibilidad del progreso.

El derecho a la ciudad no es un derecho más entre tantos, es el derecho a hacer cumplir los derechos que ya existen formalmente y a exigir nuevos derechos en un escenario de realización: la ciudad. Es una nueva forma de entender los derechos humanos, más abstractos y cercanos a la moral, acercándolos a los derechos ciudadanos más políticos, ambos se integran ahora en el mismo discurso, a través de su “espacialización” en la ciudad.

El derecho a la ciudad tiene que ver también con el modelo socio-económico en el que nos insertamos, o más bien el que queremos. En la perspectiva de los derechos humanos, por ejemplo, la economía debe ser dirigida por la política. Esto conlleva la existencia de una sociedad capaz de autorregularse, construir instituciones públicas para la convivencia y poner la economía al servicio de la sociedad, a través de la equidad y la justicia social. Contrario a la liberalización económica, que implica poner a la sociedad al servicio de la economía.

La ciudad es el espacio para conquistar derechos, sin embargo hoy, no todos los habitantes tienen igual nivel de ciudadanía. El eje articulador del derecho a la ciudad es la participación, el derecho a intervenir en las decisiones relacionados con el ejercicio de los derechos, es decir la ciudadanía plena.

Según Borja J., “nos encontramos en un momento histórico en el que la redefinición de derechos encuentra su base, tanto en la historicidad de confusos, pero extensos movimientos sociales, como en la elaboración intelectual y en los valores propios de la cultura democrática, es decir en un momento que anuncia la superación de una visión abstracta y etnocentrista de los derechos humanos para promover la incorporación de los mismos en las instituciones políticas (internacionales, estatales y locales) y en el derecho positivo”.

El derecho a la ciudad, es definido por la “Carta Por el Derecho a la Ciudad” como el usufructo equitativo de las ciudades dentro de los principios de sustentabilidad y justicia social. La carta no implica la suma de derechos internacionales ya reconocidos, sino que “presupone la interdependencia entre población, recursos, medio ambiente, relaciones económicas y calidad de vida para las presentes y futuras generaciones. Implica cambios estructurales profundos en los patrones de producción y consumo y en las formas de apropiación del territorio y de los recursos naturales. Se refiere a la búsqueda de soluciones contra los efectos negativos de la globalización, la privatización, la escasez de los recursos naturales, el aumento de la pobreza mundial, la fragilidad ambiental y sus consecuencias para la supervivencia de la humanidad y del planeta.”(Habiat International Coalition)

La carta por el derecho a la ciudad basa su propuesta en tres ejes fundamentales:
-el ejercicio pleno de la ciudadanía, que en la práctica se traduce como el ejercicio de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, que aseguran el bienestar colectivo de los habitantes de la ciudad en condiciones de igualdad y justicia, además del respeto a la producción y gestión social del hábitat.
-gestión democrática de la ciudad, a través de la participación y el control de la sociedad con formas directas y participativas, en el planeamiento y gobierno de las ciudades, fortaleciendo las administraciones públicas a escala local, así como las organizaciones populares.
-función social de la propiedad y la ciudad, esto es la preeminencia del bien común y colectivo por sobre el derecho individual de propiedad, esto implica el uso socialmente justo y ambientalmente sustentable del espacio urbano, y un equilibrio entre lo urbano y lo rural. Esto implica la socialización del suelo urbano, superando la actual liberalización y mercantilización del suelo, con sus conocidas implicancias en cuanto a especulación.

Movimiento por el derecho a la ciudad

Según BORJA el desarrollo y legitimación de los derechos ciudadanos dependerá de un triple proceso:

-Un proceso cultural, de hegemonía de los valores que están en la base de estos derechos y explicitación de los mismos
-Un proceso social, de movilización ciudadana para conseguir su legalización y la creación de mecanismo y procedimientos que los hagan efectivos.
-Un proceso político-institucional para formalizarlos, consolidarlos y desarrollar las políticas para hacerlos efectivos.

El mismo autor propone que los actores principales y “emergentes” de este proceso no son las estructuras políticas tradicionales del estado y los partidos políticos, sino grupos sociales, a veces muy heterogéneos, los que agrupa en cinco:
1.intelectuales;
2. sectores productivos y de servicios de base local;
3.el bloque “antiglobal o altermundista de Porto Alegre;
4. los jóvenes (que desconfían de la política partidista y la institucionalidad);
5. los marginados de la globalización (minorías excluidas, desempleados permanentes, inmigrantes, alguna gente mayor, o sin trabajo fijo –los precarizados-, los sin vivienda, etc.). Frente a está nueva sociedad política activa, las estructuras tradicionales (estado, partidos políticos, etc.) deben prestar atención y darles reconocimiento.

En Chile, los actores en torno al Movimiento por el Derecho a la Ciudad son de una historia reciente como colectivo. Hace algunos días atrás (26 de enero de 2008), en el contexto del “día de acción global” instancia convocada por el Foro Social Mundial 2008 en todo el mundo, se reunieron y coordinaron en Santiago de Chile, un variopinto grupo de organizaciones sociales, ONG, instituciones académicas, pobladores, y ciudadanos de a pie, para poner en la opinión pública el debate en torno al derecho a la ciudad. El derecho a la ciudad como tema, se mantiene aún en círculos académicos, de organizaciones no gubernamentales o de dirigencias sociales, falta ahora que la sociedad más amplia lo adopte como reivindicación aglutinante para que se instale en el debate nacional.

En conclusión nos queda la labor ética desde la Universidad de seguir apoyando y avanzado en torno a la discusión del Derecho a la Ciudad, generando investigación y docencia bajo estos preceptos, y tomando en cuenta sus implicancias en la planificación y diseño de las ciudades y hábitat del presente y del mañana. Tomando en consideración y como punto de partida los objetivos que se comparten en el INVI: “contribuir a mejorar la calidad de vida a través del desarrollo sustentable del hábitat en el ámbito residencial urbano y rural de manera que permita erradicar progresivamente la pobreza promoviendo la construcción de una sociedad más equitativa, sustentada en el principio de justicia social”.

REFERENCIAS:
-Carta mundial Por el Derecho a la Ciudad.
-Borja, Jordi. “Los derechos en la globalización y el derecho a la ciudad”. Documento de trabajo 51/2004. Barcelona.
-Velásquez, Flavio. Editor. “Conversaciones sobre el derecho a la ciudad”. 2007. Bogotá.
-Habitat International Coalition (HIC).

1. Arquitecto y académico “joven” del INVI.
2. Revisar: Lefebvre, Henri. “El derecho a la ciudad”. Ediciones Península. 1969. Barcelona. 169 páginas.
3. Se entiende que los derechos de primera generación son los derechos civiles y políticos, vinculados con el principio de libertad. (“droits de l’ homme”: los derechos del hombre). Por su parte, los derechos de segunda generación son los derechos económicos, sociales y culturales, incorporados en la Declaración de 1948, debido a los cuales, el Estado de Derecho pasa a una etapa superior, es decir, a un Estado Social de Derecho. (“no tax without represention”: ningún impuesto sin representación); los de tercera generación son los derechos sociales, promovido a partir de los setenta para incentivar el progreso social y elevar el nivel de vida de todos los pueblos, (asociados al “welfare state” o estado de bienestar);y finalmente aparece un nuevo grupo emergente, en constante construcción y conceptualización, los derechos de cuarta generación, complejos e integradores de los derechos de generaciones antecesoras. Entre ellos los derechos ambientales, a la información y el derecho a la ciudad, entre otros.